domingo, 29 de septiembre de 2013

Poética



Evito escribir porque me angustio. Evito la palabra, su esqueleto. Evito hacer, enunciar. Evito el excremento, el desperdicio de la letra. Es tan terrible decir algo. Y me aprieto los dientes y me duele la mandíbula. Me sangra la boca amordazada. Querida lengua inútil, atrofiada; carne muerta, como un músculo leproso. Vibran las cuerdas que no tocó nadie. La garganta hiende el aire, pero está atrapada la flecha. Y no digo, no me digo. No hay nada. Esto es como una casa vacía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario