Evito escribir porque me
angustio. Evito la palabra, su esqueleto. Evito hacer, enunciar. Evito el
excremento, el desperdicio de la letra. Es tan terrible decir algo. Y me
aprieto los dientes y me duele la mandíbula. Me sangra la boca amordazada. Querida
lengua inútil, atrofiada; carne muerta, como un músculo leproso. Vibran las
cuerdas que no tocó nadie. La garganta hiende el aire, pero está atrapada la
flecha. Y no digo, no me digo. No hay nada. Esto es como una casa vacía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario